El curso siguiente fue el último de la EGB y el primero en que empecé a conocer de verdad el sentido del ajedrez. Al poco tiempo de reanudarse las clases Josep empezó de nuevo a impartir sus clases de ajedrez y otra vez todos nos apuntamos al curso.
Josep es la persona a la que más debo en mi conocimiento del ajedrez, el tiempo que tuve la suerte de compartir con él me sirvió para sentar unas sólidas bases de análisis y entendimiento del juego. Fue una gran casualidad coincidir con él en el colegio. Él era profesor de educación infantil, y un gran ajedrecista. Durante su juventud había llegado a ser uno de los jugadores más prometedores de Valencia y ya había disputado varios campeonatos de España. Pero debido al poco apoyo que este deporte recibe en nuestro país, llego un momento en que decidió poner freno a su carrera ajedrecística en pos de acabar sus estudios y estabilizar su vida.
Pronto empecé a demostrar grandes progresos, las clases de Josep aumentaron el nivel de juego de todo el grupo. Cuando jugamos el torneo para decidir los componentes del equipo escolar quedé primero y Ángel fue segundo. Recuerdo que Pablo y Raúl completaban el equipo titular. Así que me convertí en el primer tablero del equipo.
Y de nuevo nos presentamos al torneo escolar de Alzira, allí estaban todos los equipos que el año anterior nos vapulearon y enviaron a casa pronto. Pero ese año cambiaron las cosas, fuimos campeones sin perder un solo encuentro. Increíble pero cierto, la escuela ajedrecística de Josep había crecido más rápido de lo esperado, y el mayor mérito de esta hazaña se lo debemos a él.
Ser campeones del torneo escolar de Alzira nos clasificó para disputar el campeonato provincial. En el provincial recuerdo que tuvimos un gran rival y a la postre campeón, un equipo de Alacuas, en el que jugaban Miguel Ángel Ferrer y Marcos Cisneros, mas tarde amigos y rivales en diversas competiciones. De hecho el destino me hizo coincidir de nuevo con Miguel Ángel en la universidad, cursando ingeniería informática, y hoy en día seguimos manteniendo una buena amistad. El colegio de Alacuas era un colegio ejemplar en cuanto a formación ajedrecística, era un colegio con gran tradición debido a personas como Ingles, si no recuerdo mal, que se desvivía por su práctica. Este colegio estaba acostumbrado a ganar y a ser cuna de futuros ajedrecistas valencianos.
Al final fuimos subcampeones escolares de Valencia detrás del Alacuas y ambos equipos nos clasificamos para la final autonómica, que se disputaría un mes mas tarde en Cheste. Recuerdo que en el colegio se nos felicito como héroes, estaba claro que un colegio público no estaba acostumbrado a semejantes hazañas.
Hasta la disputa del campeonato autonómico escolar Josep nos concentro varias veces en su casa para acelerar nuestra formación. Ahora veo claro como su entusiasmo superaba con creces el nuestro, si bien poco a poco consiguió transmitirlo a todos nosotros. Y su método de enseñanza si bien entonces me pareció muy duro, tengo que reconocer ahora que fue genial. Fue poco el tiempo que dedico a explicarnos aperturas, centro sus clases en la práctica del medio juego y sobre todo en los finales. Aprendí finales de todo tipo, de peones, de alfiles del mismo color, de alfiles de distinto color, posiciones de tablas, oposición, finales de torre, etc. Nos pasábamos horas y horas estudiando hasta llegar al punto del bloqueo mental, pero yo aguantaba estoicamente las clases, su entusiasmo me contagiaba, trasmitía sabiduría por todos los poros de su piel.
Mi progresión durante esos meses fue meteórica, si hubiese seguido recibiendo las clases de Josep estoy seguro de haber llegado en unos años a Maestro internacional e incluso Gran Maestro, estoy convencido. Era un preparador excepcional, digno del mejor ajedrecista. Pero por desgracia vivíamos en España y no en Rusia y ni su dedicación ni la mía pudieron orientarse en este sentido. Porque en España dedicarse al ajedrez significa malvivir. Tal vez si en lugar de pensar delante del tablero tuviésemos que lanzarnos las piezas o darles patadas sería un deporte mejor pagado.
Y llego el momento de disputar el campeonato escolar de la Comunidad Valenciana, que como he dicho fue en Cheste, en la ciudad universitaria, y donde estuvimos cuatro días concentrados. La historia volvió a repetirse, los equipos de Alicante y Castellón apenas nos plantearon resistencia y de nuevo nos disputamos el título con el equipo de Alacuas. El encuentro con ellos estuvo muy disputado, recuerdo que en mi partida con Ferrer llegue a disponer de cierta ventaja, pero finalmente perdí y también el equipo. Nada que objetar, reconozco que en ese momento eran el mejor equipo escolar.
De esta forma pasamos de ser un equipo local derrotado a las primeras de cambio a subcampeones escolares de la Comunidad Valenciana al año siguiente. Toda una proeza. En el colegio nos felicitaron por lo conseguido, a mi me entrevistaron en la radio y todo el equipo fue invitado por el concejal de Cultura del ayuntamiento en una comida donde nos hicieron entrega de varios regalos.
A los pocos días me llamaron de la Federación Valenciana de Ajedrez para formar parte de la selección valenciana de ajedrez que disputase el campeonato de España en Salou. El equipo lo formamos Miguel Ángel y marcos de Alacuas, un chaval de Elda y yo. Fue una gran experiencia. Estuvimos una semana viviendo a cuerpo de rey en un hotel, lo cual para unos chavales como nosotros era un lujazo. Y sobre todo recuerdo la convivencia, el hablar con andaluces, asturianos o gallegos fue muy divertido, y sus acentos eran motivo de broma.
Y en cuanto a resultado deportivo, yo jugué como tercer tablero. Recuerdo una anécdota muy graciosa, en un disputado encuentro con la selección de Andalucía tuvimos que aplazar una partida, la de Marcos, así que comimos rápido y nos subimos a una habitación a analizar la misma e intentar ver cual sería la mejor continuación, al final de los análisis concluimos que había una forma de ganar y todos quedamos muy satisfechos. Cuando Marcos volvió a la sala de juego y se sentó ante su rival para continuar la partida, vio como en el tablero su rival tenía un peón de torre que no habíamos tenido en cuenta a la hora de analizar. La cara de pasmo que se nos quedó a todos fue increíble. Finalmente la partida finalizó en tablas, y gracias.
Y finalmente concluimos terceros y por lo tanto medalla de bronce, a la entrega de premios acudió un responsable del Ministerio de Cultura que nos hizo entrega de la medalla y todos quedamos encantados de la vida con el logro obtenido. Yo volví mas ancho que largo a mi Alzira natal, donde se me volvió a entrevistar en la radio y salí en primera plana de los diarios locales como niño prodigio del ajedrez. Pero a mi todo eso me influyo más bien poco, seguí con mis cosas y mí día a día y el tiempo me dio la razón, porque estas cosas se olvidan pronto.
Una vez concluidos todos estos campeonatos Josep nos pregunto que pensábamos hacer en el futuro con respecto al ajedrez, ese año acabamos la EGB y cada uno tomaba un nuevo rumbo, la mayoría íbamos a estudiar el Bachillerato, y él seguiría como profesor del colegio. Entonces nos invito a acercarnos al Club de Ajedrez Alzira al cual pertenecía y donde pensaba que podríamos continuar nuestra carrera como ajedrecistas.
Nunca nadie ha influido tanto en mi concepción del ajedrez como lo hizo Josep, José Sampedro. Para mi es un ser excepcional que en su momento no dispuso de los medios suficientes para proyectar su carrera. A él debo agradecer mi mejora en capacidad de análisis y valoración posicional así como en la práctica de los finales. Le estaré eternamente agradecido por descubrirme un juego tan bello. Actualmente sigo manteniendo contacto con él a través del correo electrónico y quién sabe, tal vez algún día empecemos de nuevo a analizar partidas juntos, sería un placer para mi.